Visita al Museo Reina Sofía
La obra de Richard Serra que está expuesta en el museo
Reina Sofía es “Guernica-Bengasii”. A simple vista son cuatro bloques macizos de
acero, de diferentes tamaños y
simetricamente colocados en una amplia sala. Su superficie no lisa me inspira
angustia, consiguió esta textura cortándolo en caliente. Juega con el
perspectivismo, ya que depende de donde te coloques en la sala ves los bloques
más altos o bajos. Serra pretende realizar un paralelismo temporal entre dos
ataques parecidos en diferentes años, el 86 Guernica y en el 37 Bengasi. Como
he podido leer en la sala, los atributos que utiliza Serra son el equilibrio,
la dimensión y el peso, el cuál es de 38 toneladas. El tamaño de la sala es
tenido en cuenta para la colocación de las piezas, las cuales tienen que tener
una separación proporcionada. A mi parecer lo que intenta es expresar el pánico
que produjo la guerra de una forma más abstracta. La oscuridad del material
empleado y las marcas que tiene, me transmiten frialdad.
Juan Muñoz tiene expuesta su obra “Lo ví en Bolonia” en un
pasillo del museo. La obra trata de una serie de columnas unidas a la pared por
arriba, que me dan la impresión de un porche. Es lo más parecido a arquitectura
que he encontrado en el museo. Mi primera impresión fue la de que eran columnas
normales del museo por las que se podía pasar. En la mitad hay una figura que
no tiene piernas, es circular por abajo, y tampoco tiene facciones faciales, es
de carácter abstracto. También tiene un gorro puntiagudo que hace que lo
identifique con un gnomo.
En el tercer piso está la exposición de Elena Asins, la más
larga de las tres que he visto. Elena busca reflejar su vida a pequeña escala
basándose en el constructivismo, aunque no se calificaría ni como escultora ni
pintora y tampoco pretende hacer obras de arte. Dice que ella va más allá o más
atrás de esas convenciones.
En general su obra me pareció que expresa exactitud.
Siempre relacionado con matemáticas, líneas rectas al principio y más tarde
usando curvas.
La primera obra que está expuesta es la del “cuarteto
prusiano”. Es oscura y con rallas verticales que sobresalen, juega con las
proporciones exactas y trata de experimentar con el cálculo. Por otra parte la
obra “I ching 16 67”
me recuerda a un piano, debido a sus líneas horizontales y al espacio que deja
entre ambas. La “rotación del menhir” es un compuesto de seis cuadros que sólo
es entendida si se ve en su totalidad, ya que juega con la simetría. Lo que más
me llamó la atención fue “los menhires unidos”, realizados con chapa de hierro.
Al principio me parecieron simples figuritas, pero luego me fui fijando en que
cada una era distinta y a la vez tienen mil similitudes. Además, gracias a que
están alumbrados por los focos, la sombra que se proyecta los hace más
interesantes. Aún así hay muchas obras que no entiendo, no sé qué les tengo que buscar o qué tengo
que mirar.
Otra cosa que me llamó la atención fue “la maqueta para
scala”, el cual es una mini maqueta en la que el primer pensamiento que tuve
fue la de hacerme diminuta e intentar salir del laberinto. Otra obra que sin
duda llama la anteción es “estructuras ópticas”, que marea un poco. En esta
obra Elena juega con el claro y el oscuro, además de con las formas geométricas
del cuadrado y del círculo